¡Qué tiempos aquellos en los que todos podían regresar a comer a su casa rico y normalmente saludable! Por las distancias, el tiempo… y también por la flojera (no nos hagamos) mucha gente tiene echarse una buena parte de su presupuesto en comida para el trabajo.
La comida es realmente importante no sólo porque es un costo importante y un área de oportunidad para reducir gastos, sino porque una buena alimentación también te ahorra otros gastos futuros (tratamientos médicos, no comprar ropa sólo porque ya estás dando el botonazo,…) y hasta tiene que ver con tu productividad.
Esta semana Samantha Álvarez de Expansión me entrevistó sobre cómo ahorrar si comes fuera por tu trabajo ( pueden leer la nota completa aquí), y una de sus dudas era si es más barato comer en las fondas/restaurantes/puestos varios que hacerlo tú mismo. En una nota de Profeco y en los comparativos de CNN Expansión salió que comer fuera podría tener un costo de alrededor de 200% más. Si compras día por día los ingredientes sí te puede salir carito incluso hacerlo en casa, pero si haces un menú semanal se reparte el costo de todo.
Ahí les van algunos de los tips que platiqué con CNN Expansión si quieren ahorrar en comida para la oficina y unos extras:
1. Elige las comidas que vas a hacer fuera. Ok, quizás no puedas llevarte comida todos los días, pero quizás dos o tres veces para la semana sí puedes… y perdón, pero el desayuno y la cena no necesariamente tienen que ser del «Seven», el puesto o los tacos de la esquina (20.5% de los mexicanos nombraron alos tamales como su desayuno favorito!! luego por qué estamos «llenitos»). Si tienes que comer fuera, que no sean todas las comidas del día.
2. Cocina un día a la semana y distribuye las raciones que te llevarás diariamente a tu trabajo. Nos da una flojera del terror cocinar todos los días, pero si uno solo coces verduras, haces salsas que luego puedas combinar con otras cosas o haces dos sopas que alternes en la semana, la verdad es mucho más sencillo. Yo soy muy fan de los hongos con cebolla, los hago un solo día y en la semana se los echo a omelettes, como guarnición o hasta para la cena. También si un día voy a hervir ejotes (¡los amo! busquen recetas de hervido valenciano), aprovecho y pongo chayotes, papas o cualquier otra cosa o si voy a usar el horno meto varias cosas de un jalón. Así está listo y evitas pedir comida a domicilio en las noches que más te da flojera preparate algo.
Hay muchos blogs con recetas ricas o fáciles como Nut &Food o el blog y cuenta de twitter de la Coach de Salud Carmen Amescua (amo su «spaghetti» de calabaza y la foto de abajo es una de sus recetas ) donde puedes encontrar opciones muy fáciles, baratas y deliciosas.
3. Coordinarte con otros compañeros del trabajo/ oficinas. Puede ser que cada día le toque a uno llevar un platillo para compartir o que entre todos contraten a alguien que les cocine y les lleve la comida para que les salga más barato. Esta segunda modalidad la vi en un espacio de coworking (los freelance y emprendedores también comen fuera un montón) y es muy funcional si tienes refri y un horno de microondas para calentar.
4. Aplica el «plato inteligente» o «plato único». El blog de Ana Fácil de digerir es una verdadera joya porque tiene ideas excelentes para los que quieren comer nutritivo, rico y no son muy duchos para la cocina (me incluyo). Una de las propuestas de Ana que más me han gustado son las del «plato inteligente», que es incluir todos los grupos de alimentos en un sólo platillo en las proporciones adecuadas. Ella hace mucho ensaladas buenísimas con pasta o arroz y carne, pollo, tofu o loguminosas. Aquí pueden checar una receta de arroz oriental. Si estás cocinando para uno o andas flojeroso(a) es una gran opción. Eso sí: cuiden las proporciones, no atasquen de arroz y medio chícharo y 2kgs de carne porque entonces ya no fue balanceado.
5. Ojo con las «colaciones o tentempiés». En lugar de comer papitas, tamales, dulces, donas etc… en la tiendita cada que puedes, lleva frutas, verduras, barritas y nueces de tu casa. Aparte de que es más nutritivo, te puedes ahorrar los 3 kilitos anuales que puedes subir si te da por empacarle fuerte a las golosinas en la oficina. Muchos usan la ida a la «tiendita» o al café para distraerse, pero pueden darle la vuelta a la manzana o ir a comer lo que ya trajeron a alguna zona más agradable que su cubículo y funciona igual.
6. Usa redes sociales para buscar lugares distintos para comer, más saludables y a buen precio. Los sitios de reseñas de restaurantes o viajes (he encontrado joyas en mi ciudad gracias a Trip Advisor) o incluso redes como @los365MX agrupan lugares y promociones que pueden alivianarte si ya vas a comer fuera. Hay zonas donde es caro comer, pero unas calles más atrás existen opciones distintas a los restaurantes de cadena que pueden ser accesibles, nutritivos ¡y no te aburres de pan con lo mismo!
¿Ustedes tienen más trucos para ahorrar en comidas fuera? ¿Ya usan algunos de estos?
