Ni modo. Hoy va post grinch. Dos cosas que me chocan en finanzas personales son:
1) Que te pidan consejo DESPUÉS de meter la pata, y no ANTES de tomar una pésima decisión
2)Los clásicos que «les urge» una respuesta por no planear o no consultar con tiempo.
Hace unos días una chava me escribió en twitter que me había mandado un mail (ese día) con un «x» asunto y que «le urgía un poquito». Ups… antes de ella había 21 mails (contaditos) y además estaba trabajando sobre una estrategia de educación financiera para Universidad Financiera de Consumo Inteligente. Lamentablemente tendría que esperar a que todos los que se tomaron el tiempo de escribir antes que ella recibieran respuesta, pues en este mail no hay forma de «colarse en la fila».
Y es eso: mucha gente piensa que sería muy bueno comparar si el seguro de coche externo es mejor que el de la agencia ¡el día que le van a entregar el carro! O el clásico que está negociando una quita y justo cuando va a firmar y que tiene 12 horas para resolver quiere checar si eso le va a ayudar o perjudicar. Más bien la investigación y comparación es PARTE DEL PROCESO, no algo que haces de último minuto.
Lo mismo pasa con las consultas «post-metida de pata». Si estás consultando después de haber hecho algo sólo hay dos posibilidad:
1) Que quieras validación o que alguien te diga «no estás tan peor» (que no le veo la utilidad financiera).
2) Que quieras repararlo y eso obvio es más caro que si de inicio hubieras consultado.
El tiempo es dinero: para las inversiones, pero también para las compras inteligentes y las decisiones patrimoniales importantes. El tiempo ahorra dinero y el tiempo genera más dinero si está bien invertido. Si no, sólo te hará perder muchos billetitos y te añadirá uno que otro coraje.
Así que la próxima vez que tengan algo importante que hacer que tenga repercusiones en sus finanzas personales ¡tómense el tiempo!
