Soy una ardida. Debo reconocerlo: cada vez que algo no sale como quiero me pongo bastante malita de mis emociones (puede ser muy muy enojada o muy triste … O una combinación de ambas). Y creo que a mucha gente le pasa eso. Y siempre es un proceso: enfurezco o me tiro al drama un tiempo – minutos u horas, depende- pero después me ardo muchísimo y entonces por ardida justamente hago algo con eso. Mi «venganza» contra la situación o persona que ha desatado mi frustración es muy dura: me pongo a idear y a trabajar más fuerte para lograr algo mejor.
Cuando quieres conseguir algo o muy inusual, o muy grande o muy especial siempre habrá obstáculos, personas en contra o que no apoyan como quisieras, o simplemente contratiempos y esperas.
Hay mucha gente brillante afuera. A veces más talentosa que tú o yo, pero lo que hacen después de una frustración es exactamente lo que hace que ellos tengan menos éxito.
Es curioso como los padres actuales no quieren que sus hijos tengan jamás una frustración, no tengan que esperar para lo que quieren o a veces recibir «No» como respuesta. La tolerancia a la frustración – o de pedida una canalización de la misma- es una herramienta de supervivencia indispensable cuando quieres construir grandes cosas en la vida. Aún cuando algo se te ha dado con «relativa facilidad», como a mí la dicha de trabajar en la educación financiera, siempre habrá momentos en que tendrás que echar mano de eso.
Hace pocos meses, relativo al lanzamiento de la adaptación de mi libro Pequeño Cerdo Capitalista en España (fue en noviembre, Yupi!!!) experimenté una gran frustración respecto a ciertas actividades. Pasé probablemente una hora de rabia, tristeza, decepción pero después – en parte gracias a dos personas de mi entera confianza – usé mi «ardidez» para darle la vuelta a la situación y buscar estrategias para mejorar eso donde no me había sentido satisfecha.
Me podría haber quedado enojada-triste, hacer una pataleta, tirar la toalla y abandonar a la decisión de otros eso que a mí tanto me importaba. Ganas no faltaban. Pero eso era sólo hacerle caso a la emoción negativa y hasta sabotearme.
Por eso hay a quienes estar «ardidos» los hunde y a quienes les ayuda. Y también quienes tenemos la suerte que además de intentar lo segundo – después de nuestra buena dosis de furia, eso que ni qué- también tenemos gente que en lugar de compadecerse de nosotros o darnos cuerda con el puro enojo, nos ayuda a canalizarlo hacia nuestras metas. Si no tienes a alguien así cerca, habla con los que quieres o busca a una persona así que sea tu apoyo.
El éxito es en gran medida un resultado no sólo de talento, sino de perseverancia y de darle la vuelta a la frustración para poner la situación a tu favor.
¿Cuándo fue la última vez que una reversa, contratiempo o frustración te hizo mejorar y tener éxito?
