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En el seguro de gastos médicos, el agente sí importa

Emergencias médicasEl jueves pasado metí la pata… bueno, más bien una llanta se metió sobre mi pie para ser más exactos. Por muy cómico que ahora parezca, en su momento fue un dramón, me dolió espantoso, pero tuvo de bueno experimentar en «pata propia» lo importante que es deja tu tener un buen seguro de gastos médicos mayores, que ya lo es, sino un buen agente y tener todo en orden para cuando en realidad lo necesiten.

Como ya les conté, un coche hizo el grandísimo favor de atropellar mi pie en la salida de un estacionamiento. Afortunadamente la chava se hizo para atrás rápidamente (después de un sonoro aullido de dolor), yo traía unos botines gruesos y altos por los que por el ángulo en realidad fue poquito de la llanta lo que me pasó encima y a María José se le ocurrió pedir hielo, ya que veníamos saliendo de un cocktail, con lo que la hinchazón sólo duró tres días.

En cuanto me quité el botín me empezó a  punzar horrible el pie y ni modo Juan velozmente dijo ¡al hospital! en el camino pensé que aunque me dolía en el alma al menos estaba tranquila porque sabía que el plan de mi seguro de gastos médicos me cubría en varios hospitales, por lo que podía ir al más cerca y ellos lo cubrirían. Ventaja adicional: por ser accidente, en mi póliza no tendría que pagar deducible, cubren desde el primer peso (esa es una cobertura que deberían checar si tienen, muchos lo traen y en los que no, puede ser barata «0 deducible en caso de accidente»).

Por cierto, esto de los hospitales es importante, porque cada póliza tiene un «nivel hospitalario» que cubre y eso influye en el costo de la prima, no te puedes ir a un hospital más «nice» del que te toca, aunque el tuyo esté más cerca. Yo no escogí una póliza «5 estrellas», sino el plan de un nivel abajo, pero me aseguré que incluyera hospitales que me queden cerca y donde tengan la tecnología necesaria.

Total, llegué y en la recepción dije que tenía seguro, pero el cuate casi nada gandalla me dijo que «entra por reembolso». A mí se me hizo raro pero para ese punto ya estaba en una silla de ruedas, camino a la sala de radiografías. Le mandé un Whatsapp a Eduardo Corona (mi agente), sin saber si iba a contestar y en efecto: 12:00 de la noche y me llamó de regreso. Primero casi lo ahorco porque me dijo que antes de haber ido a la radiografía debía haber llamado a la aseguradora, yo con la pata apachurrada, ni se me ocurrió, pero es cierto que así es el procedimiento, así que importante: dénle a alguien de su familia siempre el teléfono de la aseguradora y su número de póliza por si ustedes mismos no pueden llamar. Él habló por mí y consiguieron localizar al responsable de la aseguradora para que viera cómo procedía mi pago. Me tomaron la radiografía.

Resulta que para que procediera el reembolso, me tenía que hacer una valoración. Si la hacía un médico de ahí me cobraba a mí y luego la aseguradora me pagaba, pero si era un médico de la red, era pago directo. Nota al pie: si van a usar este tipo de seguros no es mala idea que su médico de confianza sea los de la red para que si los atiende él o ella no haya discrepancias luego con los honorarios y entre por pago directo. Llamaron a la doctora de guardia, en total fue una espera de una hora que como no estaba grave, lo único que hizo es que yo estuviera más chipil.

Total en la radiografía no se veía fractura, sí tenía el empeine y el dedo gordo morado, pero al final sólo me entablillaron el dedo gordo con el de al lado, me pusieron una venda y me dijeron que tenía que ponerme hielo las primeras 48 horas y tener el pie en alto lo más posible, no tacones ni manejar ni ejercicio en 4 días y ya.

Por la radiografía, la consulta, la venda y el masking tape con el que me pegaron la venda (no vayan a decir que yo los acuso de careros injustamente) el chistecito salió en 1,700 pesos… mismos que yo habría tenido que pagar si no hubiera tenido seguro o que habría tenido que echarme papeleo para reclamar si mi agente no me hubiera dicho qué hacer.

Llegué a mi casa a las 3:00 de la mañana, y para colmo sin parranda que lo justificara. A esa hora me llegó un Whatsapp de mi agente preguntando cómo seguía. Creo que en su otra vida fue paramédico de la guardia nocturna, porque estaba saliendo a apoyar a otro de sus asegurados en un choque. En ese momento me dio gusto haber contratado con él (el de coche también) y no por internet. Es en momentos como ese que de verdad valoras tu seguro, pero más más más el valor agregado que implica tener un buen agente.

No sé si tengan seguros, pero si no, empiecen a pensar seriamente en contratar uno, especialmente si son freelanceros, porque aunque estén bien sanotes, un atarantado les puede planchar un pie, les puede caer un yunque marca ACME o cualquier otra calamidad y aparte de dolerte lo que te pasa, como que el codo se empieza a inflamar a la par.

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