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Crisis laboral o de emprendimiento ¿y tu mentor? ¡Bien gracias!

Uno anda por la vida creyéndose el o la muy salsa, que todas las puede y con el rollo adolescente (ahora «adulescente») de yo solita (o) me voy a comer el mundo… pero hay momentos en la vida que o no sabemos ni por dónde entrarle o que por no consultar metemos muy cañón la pata. Es ahí donde la poco valorada actualmente «voz de la experiencia» vale oro.

¿Tú tienes una persona o personas a quién acudir cuando tu vida profesional está en una encrucijada, hecha un nudo o simplemente cuando quieres meterle el acelerador? ¿A quién consultas cuando tienes «happy problems», ejemplo dos propuestas muy buenas o un oportunidad prometedora pero que se mete con otras prioridades? Mucha gente le pregunta a sus papás, a sus amigos, galán o galana pero ¿y si es un campo muy preciso o una situación donde se requiere una visión estratégica de negocios? Ahí es donde esta palabra tan de moda entra en juego y se vuelve crucial: un mentor.

En una encuesta de LinkedIN 1 de cada 5 mujeres en Estados Unidos no tenía mentor… es decir 80% de las que tienen una carrera profesional sí tiene. A mí el número me pareció todo menos alarmante – ya saben cómo son nuestros vecinos-, pero sí me puso a pensar en cómo funcionamos en México y si tenemos mentores en forma o simplemente «consejeros».

¿Dónde estaría la diferencia? A todos nos gusta dar consejos, a veces hasta si no nos preguntan, pero eso no significa que estemos calificados para hacerlo… e incluso una mala opinión creo que puede dañar más que alguien que solo escucha y no dice nada. Un mentor o mentora, a diferencia de un simple consejero, es alguien que ya haya tenido un camino recorrido y de preferencia éxito en algo que aspiras a hacer. No quiere decir que lo vayas o la vayas a seguir ciegamente, pero que su perspectiva probablemente tenga mucho de valioso y más elementos de juicio que la tuya.

Con los consejeros -sobre todo si es el clásico al que le llevamos contando desde nuestros novios de la secundaria – el lazo puede ser más de cariño o afectivo. Con el mentor, se puede desarrollar con el tiempo, pero el tema es que sea alguien que sea santo de tu devoción o no, respetes y te ayude a desarrollar tu potencial, a tener mejores análisis y en algunos casos a conectarte. Puede ser un jefe o el de tu jefe o alguien de otra empresa o departamento, pero puede ser un hombre o mujer de negocios, también puede estar retirado. Las opciones son infinitas.

No necesariamente tienes que tener un solo mentor, sobre todo si tu carrera tiene varias aristas. José Manuel Herrera y Roberto Morán lo han sido para mí mucho en mi carrera como periodista económica y para finanzas personales, pero cuando se trata de negocios me he volteado con Karla Bayly o con amigos de mi papá que tienen negocios. A veces en decisiones para cosas de medios y comunicación consulto a amigos que estén en eso como Cati. La edad no es un tema necesariamente para elegir un mentor, pero sí el conocimiento del campo (gran ejemplo: un mentor de apps o negocio digital posiblemente tenga apenas 30, como podría ser @Jorge_Madrigal, alguien de 40 chance tenga menos expertise que él en eso en particular).

Probablemente ya sabes quién es esa persona a la que profesionalmente admiras o de la que profesionalmente quisieras aprender, pero te da miedo preguntarle o estás esperando que te lea la mente y venga a decirte a ti que sino se te ofrece un mentor.  También algunas personas tienen miedo de pensar que crean que les quieren tumbar la chamba (¡hay cuánto nos falta aprender de cooperación!), pero creo que en general, salvo que sea muy cerrado, es halagador.

Eso sí, nadie quiere regalar consejos que caigan en saco roto. Si vas a tener un mentor, no te va a resolver la vida, te va a dar una opinión o una pista pero te va a mandar a estudiar. Pamela, que lleva la parte de negocio de Pink Magnolia, me contaba cómo uno de sus mentores la tenía quemándose las pestañas con temas de finanzas corporativas como condición para aconsejarla. Pero eso es el mayor plus: que te obligue a esforzarte.

A mí José Manuel Herrera se sentaba horas a explicarme cómo funcionaban las tasas de interés, pero luego me enseñaba gráficas y me ponía a analizarlas. Me daba pánico meter la pata, pero al no darme las respuestas en lugar de darme un pez, me estaba ayudando a pescar. Y eso es lo que hacen los mejores mentores.

Por último, como ser mentor es un cargo «honoris causa» (aunque en muchas universidades y empresas existan programas de mentoría), también depende del tiempo de la persona, de que tú como proyecto le intereses y que sienta que el esfuerzo que le pone en algo retribuye. Si un mentor te batea, no te apachurres, probablemente te espera uno más indicado.

El dicho dice que dos cabezas piensan mejor que una, pero esto es aún más cierto si una de las dos ya pasó por lo que tú. No te esperes a tener la crisis para encontrar el mentor, ve haciendo el casting mental de quién podría ayudarte a ser mejor y a caminar hacia donde quieres llegar.

P.D Les dejo la infografía de LinkedIN y no se olviden de pasar al Facebook del cerdito a contar si ustedes tienen mentor (eso es para encuesta, pero en los comentarios me encantaría saber su experiencia)

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