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Versiones adultas de «el perro se comió mi tarea»

Dog ate my homeworkHay personas que nunca salen de la etapa de «Miss, el perro se comió mi tarea»… y aunque nadie vaya ponerles ya orejas de burro, sí terminan siendo gente que siempre tiene problemas en el trabajo, que es medio rémora y se aprovecha de los demás, que si emprende o es independiente nunca lo recomiendan (checar también este post), y en suma, más que el regaño lo que les debería preocupar es su progreso a futuro.

Puede que incluso les valga y estén cómodos en su modus vivendi, pero esos «adulescentes» son molestos para tener de empelados, proveedores, compañeros de trabajo o similares. Ahí les va mi lista de «joyitas» con las que me he topado que me recuerdan al clásico burrazo de primaria:

– El mil tragedias. En la misma semana lo deja la novia (o), se muere su gato, su coche se descompone, le sale una gotera en su casa que arruina su disco duro y le da neumonía. Todos hemos tenido una semana así lo malo es que a este espécimen le pasa dos semanas sí y una también. Todos podemos ser empáticos pero no todo el tiempo, así que si traes tu nubecita negra en la cabeza, vétela sacudiendo.

– El peleado con la tecnología. Eso de «sí te lo mandé, pero no llegó el mail» como que ya empieza a sonar de la era ICQ (el messenger del pleistoceno tecnológico). Esto tiene variantes como «yo sí lo programé, pero no salió» o «Perdón, se me fue sin el adjunto» (que suele ser para ganar tiempo), «Yo no fui, fue el predictor de palabras (con una grosería u 80 dedazos)» o la muy taquillera «no había internet».

– El que llega tarde «por el tráfico». A ver chulitos, si siempre llegan super tempra y de pronto hay una carambola y un día llegan una hora tarde, aceptable, pero en el DF que siempre hay tráfico entrar de puntitas al trabajo o llegar a la reunión 20 minutos tarde todos los días porque había un embotellamiento, como que ya se llama de otra forma. En este post sobre apps para la productividad hay una para que parezcan inglesitos de lo puntuales.

– El perpetuo enfermo. Esta es una variante del «mil tragedias» que se parece mucho a cuando nos echábamos mostaza en los pies para que subiera la temperatura y no fuéramos a la escuela (¿a alguien le funcionó? a mí nunca). Siempre tiene algo. Está bien que unos vengan con defectos de fábrica ¡pero no todos desconchinflados!

– El manchitas. Aunque suene universitario o de prepa, hay quienes se retrasan en la entrega de papeles o materiales porque les cayó café, agua, mole (esto se extiende a las computadoras y es una variante «gastronómica» del peleado con la tecnología).

– El que toooodos sus jefes/colegas lo envidian y boicotean. Lo odian por ser bonito(a) o talentos(o) y SIEMPRE le tocan malas personas a su alrededor, por eso no puede desplegar todo su potencial.

– «Ahora sí la próxima semana»… está bien que eso de «Ahorita» o «al ratito» tengan una definición muy ambigua en México, pero que te cambien y cambien fechas de entrega saca de quicio.

– «Es que nos falta gente»… ¡pues contraten! Si siempre andan cortos de personal o falta Fulanito o Fulanita en los momentos más críticos hay que resolver su situación de RH.

A todos nos puede pasar alguna de las anteriores de vez en cuando, el problema es que sí pone en duda nuestro profesionalismo que sea de vez en diario, sobre todo porque si quienes trabajan con nosotros tienen opciones como cambiar de proveedores o despedirnos, puede que sus ánimos pedagógicos no duren mucho.

Esto va a sonar a cadena, pero envíenlo a todas las personas que sufren o los hace sufrir con que el perro se comió su tarea.  Oink$$$!!!

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