Somos frágiles.
Más de lo que nos gustaría o estamos dispuestos a aceptar.
Mi Tío Rodrigo, Pollito, el hermano más cercano a mi mama, uno de los mas sonrientes de mis tíos, un bonachón de 1.90 (increíble que llevemos los mismos genes) pero con unos dientes pequeñitos , el papa de 3 niños –una de ellos una linda rockera de 12 años- que alguna vez se pinto el pelo de morado mientras trabajaba para l’Oréal , que últimamente había emprendido un negocio independiente de mariscos, que quien sabe como hacia pero lograba hacer volar 2 metros a mi hermano y a mi primos antes de aventarlos a la alberca cuando eran chiquitos, que en agosto tuvo un “descumple” en sus treinta y tantos…ese mismo Tio Pollito murió anteayer en la tarde hora de México, a las 12 de la noche en Francia.
Como estoy tan lejos aun no lo asimilo, pero no puedo dejar de pensar en Hilda –su esposa- en Pau, Rodrigo chiquito y a Vanessa que no la he visto mucho, era muy bebé cuando me vine a Francia.
Mi tio paso unos días en el hospital, que fueron cubiertos financieramente por pura suerte: un cliente suyo de los mariscos lo había metido en un seguro de gastos médicos colectivo con suma asegurada ilimitada, pero de no ser así no sé como lo habría afrontado su familia.
Esta dura situacion me ha puesto a pensar lo rapido que pueden cambiar las cosas, como nuestros planes son màs inciertos de lo que pensamos y que debemos repensar en proteger siempre a las personas que nos importan y dependen de nosotros. él empezaba un nuevo negocio, su familia estaba creciendo y era tan joven que nadie esperaba que esto pasara.
No se trata de vivir como un manojo de nervios sin atreverse a hacer las cosas porque haya riesgos, sino simplemente pensar también en que existen.
Puede que no sea una reflexion muy dominguera, pero por el momento no puedo dejar de pensar en él y su familia. Espero que estés comiendote una rica sopa con mucho chipotle, como te gusta, en el cielo.
No te vayas a la quiebra. Sígueme
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