Rituales de abundancia y prosperidad que sí funcionan
Sofia Macías
Está muy bien que te avientes todos los rituales de abundancia y prosperidad que quieras para el año nuevo – que si las lentejas, poner monedas no sé dónde, usar calzones amarillos, el borrego en la puerta, barrer hacia afuera de la casa- pero si realmente quieres tener un próspero año nuevo hay ciertas conductas con las que te tienes que aplicar y otras que debes dejar de hacer , y esas sí tienen más «efecto» en tu cartera.
Checa los taches para lo que URGE que dejes de hacer con tus finanzas y aplícate con las palomitas para que en serio CONSTRUYAS prosperidad.
Seguir pensando que ganarte la lotería, pescar un galán(a) o que te herede toda su fortuna la tía Eduviges es la solución para tus finanzas. Es 56 veces más probable que te caiga un rayo a que te ganes el Melate y seguro mil veces más probable que salgas de la bancarrota si cambias tus hábitos financieros a que te salga siquiera reintegro, así que échale ganitas.
Quitarte de la cabezota que tú no naciste para ser rica(o), que hay un complot económico en tu contra o que todo es culpa de la perpetua crisis económica.
Insistir en el sueño guajiro. Algún día tendré una casa…pero ni me pongo a investigar cuánto cuesta, ni le pongo fecha, ni decido qué voy a cambiar para reducir gastos o aumentar ingresos para lograrla. Deja de suspirar por ese viaje, casa, gadget, coche, bolso, vestidazo, maestría, estudios de tus hijos y ponle fecha, costo y qué vas a modificar en tus hábitos para ahorrar o generar más recursos y hacerlos realidad.
Aclarar tus prioridades. Si no tienes algo para qué ahorrar lo más seguro es que el dinero se te acabe yendo en puras tarugadas. Definir qué es importante para ti y qué es tirar dinero a la basura es básico para ahorrar sin sufrir.
Ni los millonarios tienen recursos infinitos, así que saber decidir a dónde va tu dinero es básico para darte una buena vida sin que tu tarjeta llore cada que la pasas por una terminal o que tengas en “números frecuentes” a los cobradores.
Ser cliente o clienta consentida de todos los centros comerciales de tu ciudad. Eso de confundir “lo quiero” con “lo necesito” y no saber que comprar algo sólo porque está de oferta no es ahorro, sino “gasto con descuento. A todos nos gusta comprar pero hay que hacerlo más inteligentemente porque si no terminas con un clóset lleno de “no tengo nada que ponerme”, un montón de deudas y cero pesos para cosas que te mueres de ganas de hacer. Ahorrar al principio, en lugar de «lo que sobre». Siempre nos quejamos de que no nos alcanza el dinero para ahorrar pero ¡el dinero nunca sobra! Siempre encontramos en que gastarlo así nos queden $10, $100, $1,000 o $100,000 pesos a fin de mes. Aplica el “quítamelo que me lo gasto”, que es separar el monto que quieras ahorrar – así sean 50 pesos al principio- y ponlos fuera del alcance de tus manitas gastalonas. Puede ser en una alcancía, pedir que te lo descuenten en la caja de ahorro de tu trabajo, una inversión, lo que sea. Esto aplica para cualquier tipo de ingreso: sueldo, el gasto de la casa, la mesada, la beca, ganancias de una venta… Andar por la vida desprotegida y tan campante. El tema de los imprevistos no los podemos evitar, pero el trancazo puede ser menor si haces un fondo de emergencias con 3 meses de tus gastos (no te preocupes, no es para hoy, lo juntas poco a poco) y tienes seguros. Como dato cultural en muchos hospitales privados ya aceptan escrituras como forma de pago, para que veas lo carito que te puede salir no tener protegida tu salud. Poner alarmas porque la memoria de pez beta sale cara. Gastar en lo que te gusta es una cosa pero vivir pagando recargos y multas ¡qué dolor de codo! Anota en el calendario de tu celular la fecha de pago de tu tarjeta, la luz y todos los servicios, la tenencia, los créditos, etcétera…
Pagar sólo el mínimo de tus tarjetas. A menos que te urja tener una relación de largo plazo así sea con el banco, la verdad es que tienes que dejar de firmar como poseíd@, aprenderte tus fechas de corte y de pago y tratar de ser totalera (pagar todo lo que firmas cuando te toca en lugar de andar arrastrando saldos). Si de momento no se puede, oblígate a pagar al menos 3 veces el pago mínimo de la tarjeta para que tenga algún efecto en los intereses.
Dejar de ser la bella durmiente del banco y volverte inversionista. Puedes empezar con algo sencillo como un pagaré bancario, abrir cuenta en cetesdirecto.com o un fondo de inversión de corto plazo y bajo riesgo.
¡Cumplir tus metas! Ya estuvo bueno de decir que el año que viene sí vas a _________________ (completa con lo que llevas un lustro postergando). Deja los pretextos, aplícate con tus finanzas y ¡celebra que lo lograste!
¿Qué te parecen estos «rituales de abundancia»? ¿Cuál será el primero que apliques?